sábado, 24 de junio de 2017

REPÚBLICA  BOLIVARIANA DE VENEZUELA
          UNIVERSIDAD BICENTENARIA DE ARAGUA
                   VICERRETORADO ACADÉMICO
                 DECANATO DE INVESTIGACIÓN, EXTENSIÓN Y POSTGRADO
DOCTORADO CIENCIAS DE LA EDUCACION
                            SAN JOAQUÍN DE TURMERO-ESTADO ARAGUA







EDUCACION PARA LA PAZ











 Faciltador:                                                                                Participante:
 Dr. Gustavo Ruiz                                                                 Msc. Elizabeth Pérez                                                


                                                                                                                                  
Junio 2017

REPÚBLICA  BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD BICENTENARIA DE ARAGUA
VICERRECTORADO ACADÉMICO
DECANATO DE INVESTIGACIÓN, EXTENSIÓN Y POSTGRADO
DOCTORADO EN CENCIAS DE LA EDUCACION
SAN JOAQUÍN DE TURMERO- ESTADO ARAGUA

EDUCACION PARA LA PAZ

Autora: Prof. Elizabeth Pérez Carrillo. Magíster en Educación .Mención Gerencia. Profesora en educación Comercial. Laboro en Educación  Media y General U.E .N Carlos García Barrera  en Palo Negro y actualmente realizando Doctorado en Ciencias de la Educación.

RESUMEN
Actualmente en la educación se generan constante cambios alarmantes generados por la ola de violencia y conflictos lo que nos lleva a reflexionar en fortalecer una cultura de paz, es decir; una educación para la paz, de allí la importancia de esta investigación cuyo es propósito es y se hace necesario desarrollar programas de formación docente, para abordar de una forma más humanizada las discrepancias y las diferencias, que existen en una sociedad plural, solo así existirán mayores posibilidades de canalizar la agresividad y resolver los conflictos de forma positiva y con una relación ganar – ganar. El conflicto se manifiesta en todos los ámbitos sociales, culturales, económicos y políticos; pero en el aspecto social la violencia se observa como una expresión generalizada que da cuenta de un vacío a ser atendido para poder vivir en paz, y los docentes son una pieza principal para introducir cambios. Es por ello que la formación del docente debe ser permanente y continua, respondiendo así a las necesidades de los sujetos que participan en el hecho educativo; siendo necesario desarrollar competencias en donde se hagan valer los derechos humanos de los estudiantes.  La formación de los docentes en el área de educación para la paz, métodos antiviolencia y/o métodos de resolución pacífica de conflictos, es urgentemente necesaria en las instituciones donde continuamente se están registran hechos de violencia. Hacen referencia Arellano (2004) y  Nava (2006), como se observa de manera preocupante que los adolescentes de ambos sexos, han sido seducidos, extasiados y embaucados en el fenómeno de la violencia el cual impera en la actualidad en instituciones educativas de media y diversificada, y de la cual da fe tanto la prensa local como la colectividad.


Palabras Claves: Educación- Conflicto – Paz.







INTRODUCCIÓN

            La sociedad actual está marcada por hechos de violencia, de los cuales dan cuenta diversas investigaciones, los medios de comunicación e inclusive vivencias de tipo personal. Esta situación genera en la población una conmoción y una sensación de desesperanza, ante la aparente incapacidad de poder convivir en paz.

El panorama se agrava cuando se observa un sistema educativo con estructuras estereotipadas, que parece petrificado para dar respuestas a este fenómeno, y para formar ciudadanos que dialoguen y trabajen en escenarios enmarcados en una cultura de paz, que piensen y actúen considerando la vida en común y el bienestar colectivo.

 Pensamos que es momento de realizar cambios dirigidos a la formación de un ciudadano con valores cívicos, como el de autonomía, solidaridad y equidad, que asuma el compromiso de participar activamente para transformar las diversas situaciones conflictivas que se le presenten, que tenga como principio resolver los conflictos a través de acuerdos y no de la violencia, que asuma el compromiso de participar activamente en la construcción de una sociedad basada en principios democráticos, donde cada uno comparta la responsabilidad y el derecho que se tiene de vivir en un planeta sin odios, divisiones ni violencia.

 Creemos que los docentes deben adquirir competencias que les facilite el aprender principalmente a escuchar, que manejen como herramienta la negociación y la mediación de los conflictos, y que en el aula de clase, trabajen para enseñar a pensar y actuar teniendo presente los derechos de los demás; sostenemos que esta puede ser una forma de intervenir, participar y tener la capacidad para resolver las diferencias que puedan presentarse en el contexto escolar considerando lo planteado, se analizará en este artículo la violencia

En tal sentido, y siguiendo a Fernández (1999) se puede afirmar que la violencia en el joven es multicausal, pero no se puede seguir culpando a los " otros" de ser los únicos causantes de ella. Una mirada hacia el interior de los centros educativos, su funcionamiento, su organización y sus prácticas educativas puede ayudar a comprender y a controlar este fenómeno, desarrollando en los docentes y jóvenes competencias para aprender a convivir en una cultura enmarcada en la paz

. En función de lo cual se hace necesario desarrollar programas de formación docente, para abordar de una forma más humanizada las discrepancias y las diferencias, que existen en una sociedad plural, solo así existirán mayores posibilidades de canalizar la agresividad y resolver los conflictos de forma positiva y con una relación ganar – ganar.












EDUCACION PARA LA PAZ

 El conflicto se manifiesta en todos los ámbitos sociales, culturales, económicos y políticos; pero en el aspecto social la violencia se observa como una expresión generalizada que da cuenta de un vacío a ser atendido para poder vivir en paz, y los docentes son una pieza principal para introducir cambios.

Considerando lo señalado, Fernández (op cit), plantea que la escuela como lugar y agente socializador debe tomar conciencia de que es lo que el alumno que asiste a sus aulas está aprendiendo, contra lo que se pretende que aprenda, debe asumir la responsabilidad por la cuota de violencia que el joven está manifestando hoy, tanto al interior del centro como en la sociedad general, y comprometerse en cambiar aquellas estructuras, organizaciones o prácticas educativas, que puedan estimular la violencia en el joven.

Es por ello que la formación del docente debe ser permanente y continua, respondiendo así a las necesidades de los sujetos que participan en el hecho educativo; siendo necesario desarrollar competencias en donde se hagan valer los derechos humanos de los estudiantes.

 Que se tiene que cambiar las actitudes y los enfoques que se han mantenido para analizar la práctica pedagógica. Un primer paso necesario para la implementación de cambios significativos podría centrarse en el análisis crítico del proceso formativo en general y de la práctica pedagógica en particular, descubriendo la complejidad del contexto escolar, el significado de la rutina escolar, la riqueza de lo cotidiano y la importancia de conocer los aportes de todos y cada uno.

 La formación de los docentes en el área de educación para la paz, métodos antiviolencia y/o métodos de resolución pacífica de conflictos, es urgentemente necesaria en las instituciones donde continuamente se están registran hechos de violencia. Hacen referencia Arellano (2004), Arellano, Nava y otros (2006), como se observa de manera preocupante que los adolescentes de ambos sexos, han sido seducidos, extasiados y embaucados en el fenómeno de la violencia el cual impera en la actualidad en instituciones educativas de media y diversificada, y de la cual da fe tanto la prensa local como la colectividad.

Plantea Arellano (op cit):

 ...en la formación del educando, no se está desarrollando capacidades, habilidades y competencias a través del manejo de estrategias, que permitan abordar los conflictos, cuando son sólo contradicciones e inicios de antagonismos, incidiendo esto en la formación de ciudadanos con carencias en la capacidad de análisis, tanto de su actuación como ser social como de su contexto. Podría sostenerse que al no desarrollar esta competencia, al estudiante se le está limitando su capacidad de discernimiento, para distinguir a partir del conocimiento, la verdad o falsedad de hechos, procesos y opiniones, no pudiendo así trascender la apariencia de los fenómenos; por ende esto limita la emisión de juicios reflexivos y el análisis de los fenómenos sociales en que se encuentran inmersos los jóvenes estudiantes. (p.204)

            Ante la situación descrita, es necesario considerar la existencia de una enorme cantidad de niños y jóvenes en situación de riesgo, los cuales no manejan herramientas, ni están sensibilizados para romper con ese círculo vicioso que les hace reproducir la violencia que los victimiza. Violencia que no solo se ejerce físicamente, cara a cara, sino también a través de estructuras económicas y sociales que marginan al ser humano, que lo degradan cuando se les niega la posibilidad de obtener una calidad de vida, que inducen al individuo a dar respuestas que confrontan, producto de una socialización donde no se les ha enseñado a ejercer la ciudadanía, a vivir considerando los intereses de todos como parte del vivir juntos.

 Es prioritario cambiar la existencia de una escuela en la cual los alumnos no tienen palabra propia, en donde todo se organiza sin la participación del estudiantado, donde la práctica educativa es autoritaria, propia de una organización jerárquica y vertical, donde no se promueve la participación y la toma de decisiones consensuada; donde las autoridades escolares poseen la verdad y siempre tienen la razón; donde la posesión de esta verdad es prerrogativa de quienes ostentan el poder; donde se abusa de este poder conferido institucionalmente, y donde se practica una educación conductista, impidiendo, de forma violenta, la construcción del conocimiento, la oportunidad de crear y de convivir.

 Es esta práctica educativa, caldo de cultivo para la violencia escolar, tan lamentablemente común en los países latinoamericanos y entre ellos Venezuela. Ya es tiempo de aceptar que la violencia está en las aulas, lo cual queda demostrado por diversas investigaciones en el área, entre las cuales se desataca la investigación “Comunicación en la Prevención del Conflicto en Instituciones Educativas


Ante la situación descrita es necesario buscar formas de resolver los conflictos, lo cual ya está contemplado en la Constitución Bolivariana de Venezuela quien le otorgó rango constitucional a los Métodos Alternos de Resolución de Conflictos (MARC), cuando en su artículo 258, dictamina: “La ley promoverá el arbitraje, la conciliación, la mediación y cualesquiera otros medios alternativos para la solución de conflictos”.

 Este marco legal faculta a las instituciones educativas a diseñar, implementar y desarrollar proyectos para el manejo del conflicto escolar, en la búsqueda de un individuo defensor de una pluralidad de valores y de opciones morales, con un pensamiento abierto plural y democrático, capaz de construir una sociedad donde sea posible vivir en paz, en libertad y en la que el respeto a todos sea la nota dominante.

Hoy día los docentes deben estar conscientes de la realidad que vive la escuela, donde se manifiestan, como en el resto de la sociedad, hechos de violencia, haciéndose necesario asumir el reto de enarbolar como proyecto escolar: la prevención del conflicto. En función de lo cual es preciso manejar teóricamente lo relativo a la violencia, conflicto y la prevención del conflicto

La Violencia: Cuando se habla de violencia debe verse desde dos perspectivas pero que están íntimamente relacionadas, la violencia directa, que tiene un carácter personal, cara a cara, donde se utiliza la fuerza física o la palabra, como medio para resolver frustraciones y diferencias, mostrándose de diversas maneras: a nivel corporal, psicológico o moral, también se expresa contra objetos y ambiente. Barbeito y Caireta (2004:9), la definen como: “la actitud o el comportamiento que constituye una violación o una privación al ser humano de una cosa que le es esencial como persona (integridad física, psíquica o moral, derechos, libertades)”.

            En relación a lo cual Lederach (1998:98), señala: la violencia, … es preciso enfocarla como la 'causa' de la diferencia entre lo que las personas podrían ser, pero no son: entre lo actual y lo potencial, en cuanto a lo que se refiere a la realización de una vida mínimamente humana.

Por ello tenemos que enfocar la violencia y por consiguiente el tema de la paz en términos de “autorrealización', la liberación del individuo de todo lo que le impide gozar de los elementos de la vida... En función de lo expuesto la violencia no solo puede entenderse como el hecho físico de agresión, sino como todo aquello que impida el desarrollo físico, moral, síquico de un hombre hacia su autorrealización, es por esto que la escuela debe cultivar y trabajar en la consolidación de valores, virtudes, conocimientos y hábitos necesarios para la preparación de un ciudadano autónomo, entendido este como el ser capaz de tomar libremente decisiones, capaz de compartir, solidarizarse, colaborar comprometerse y organizarse sin dejarse someter por coacciones, en la búsqueda de una sociedad donde todos podamos vivir en paz.

El Conflicto:

El conflicto se presenta desde un nivel micro (personas, familia, escuela) hasta el nivel macro (sociedades, estados), y es que éste genéricamente, se refiere a cualquier diferendo o desacuerdo, que se manifiesta en cualquier momento y/o situación; para su expresión se requiere de dos partes relacionadas (ya sea individuos, grupos, comunidades o estados-nación), divididas por causa de intereses u objetivos percibidos como incompatibles

.           El conflicto así estimado se concibe como una situación donde se manifiesta una divergencia de necesidades, intereses, propósitos y/u objetivos incompatibles o que al menos son percibidos así por las partes involucradas, conllevando esto a que sus pretensiones, deseos e intereses, no puedan lograrse simultáneamente, generándose manifestaciones con diversos grados de intensidad.

 Ante estas manifestaciones distintas, lo relevante en todo caso es que las acciones para lograr los objetivos derivadas de los intereses divergentes, sean canalizadas a través del uso de métodos que permitan el logro de acuerdos aceptables y positivos para las partes.

Cuando se introduce la noción de proceso, tiene como base concebir el conflicto no como un momento puntual, ni estático sino como dinámico y controversial. Su dinamismo viene dado por la confrontación (económicas, ideológicas, sociales, valores), de dos o más partes, que al no resolver las diferencias potencian el proceso, incidiendo en él diversos elementos: malentendidos desconfianza, incomunicaciones, temores, y otros.

Todo lo antes dicho respaldado por el siguiente sustento legal, la  CRBV, 1999 en su preámbulo donde expresa… que consolide los valores de la libertad, la independencia, la paz, la solidaridad, el bien común, la integridad territorial, la convivencia y el imperio de la ley para esta y las futuras generaciones y en su Artículo 3,… la construcción de una sociedad justa y amante de la paz, la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo, y en el 102,… El Estado, con la participación de las familias y la sociedad, promoverá el proceso de educación ciudadana de acuerdo con los principios contenidos de esta Constitución y en la ley, 258,… La ley organizará la justicia de paz en las comunidades. Así como también se respalda en el reglamento general de la ley orgánica de educación en sus  artículos 3 y 4  y la ley orgánica para la protección del niños, niñas y adolescente en su artículos 1,10,11,12,13,14,53,54,55,56,57,58,59,60 y 61.


CONCLUSIONES

 Es un hecho que la violencia está en las escuelas y que tiene dos vertientes una estructural que se manifiesta en la exclusión de la población de niños y adolescentes de un proceso educativo que brinde una calidad de vida, y una violencia directa que se manifiesta en la destrucción de las instalaciones, educativas, de los bienes del docente, alumnos y comunidad, además de las confrontaciones cara a cara entre los educandos y entre docente – alumno.

Existen manifestaciones de violencia escolar como: agresión física a docentes por parte de alumnos, disputas entre alumnos que culminan en enfrentamientos físicos, agresión verbal a docentes, agresión a docentes a través de escritos (grafitis, periódicos, anónimos), hechos de violencia con deterioro de bienes materiales de los docentes, deterioro de la infraestructura y mobiliario; siendo estos hechos de violencia resueltos de manera punitiva a través de levantamiento de actas y suspensiones de clases. Lo cual permite afirmar que en las instituciones objeto de estudio se atacan los conflictos de una manera adversaria.

 Por otra parte, se puede afirmar que la función del docente no está modelando el carácter social del educando para formarlo como un ciudadano que practique los valores de convivencia y que ejerza su autonomía con respeto por el otro, incidiendo esto en la generación de una violencia directa, que como se ha planteado, está presente en las instituciones educativas y en su contexto
.
Pudiéndose concluir que existe la urgente necesidad de transformar al docente, familia y al alumno, en la búsqueda de una escuela donde éste aprenda desde la interrelación, a resolver las discrepancias a través del dialogo, donde el respeto al descenso sea parte de la cotidianidad, que se tenga como meta aprender a vivir juntos. Se necesita una escuela, que eduque para la paz, que no forme alumnos ni sumisos ni violentos, sino que su función sea la de formar individuos, arraigados a los principios democráticos y comprometidos como fundamento de vida en una cultura de paz.
El docente debe dejar atrás la escuela tradicional y comprometerse con los cambios, desprendiéndose de su poder para trasladarlo hacia sus alumnos en la búsqueda de una autodisciplina que les permita desarrollar la autonomía. En función de lo cual debe iniciar una formación en métodos de resolución de conflicto, que le permita escuchar y no solo oír. Debe también, facilitar desde el aula los medios y los recursos que le permitan provenir el conflicto.









REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
Arellano N (2004) Comunicación en la prevención del Conflicto en Instituciones Educativas de Media, Diversificada y Profesional. Tesis Doctoral. Cabimas Venezuela.
 Arellano N, Nava N y otros (2006), La Formación de los Docentes en la Prevención y Manejo de la Violencia. Trabajo no Publicado. Universidad Experimental Rafael María Baralt. Cabimas. Venezuela
Barbeito C y Caireta M Introducción de conceptos: paz, violencia, conflicto (2005) Cuadernos de Educación Para La Paz. Universidad Autónoma de Barcelona. España Disponible:http://www.pangea.org/unescopau/img/programas/educacion/publicacion002e.p df (Consulta: Enero 2006)
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Díaz, m. 1986. "los modelos pedagógicos" en Educación y Cultura, 8, Bogotá.
Fernandez, A. (1999) La violencia de los jóvenes y la escuela. Revista Ciencias de Educación. Universidad Centroamericana "José Simeón Cañas" Fernández, M. (2000). Las Habilidades Sociales del Educador: Un Recurso Clave en la Relación de Ayuda. Trabajo presentado en las IV. Jornadas Universidad Autónoma de Madrid
Florez R. Y Batista, E. 1986. Modelos Pedagógicos y Formación de Maestros en Educación y cultura, 7, Bogotá.
Lederach, J (1998). Construyendo la paz: Reconciliación sostenible en sociedades dividas Gernika, Vizcaya, España.
Ley Orgánica para la Protección de Niños Niñas y Adolescentes g.o. (5.859 Extraordinaria) 10/12/2007
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Prieto, M. et al 1988. "La Práctica Pedagógica, algunas de sus características y sus implicancias en los resultados del proceso" en Diálogos Educacionales, 9-10, UPLA, Valpo. pp. 48-56.